El divorcio y los niños

El divorcio y los niños.

El divorcio, para el niño, plantea problemas reales, representa la demostración de un
desacuerdo irremediable, el comienzo de una batalla en la que él acostumbra a ser el
objeto principal de la discordia. Puede reaccionar, o bien por una emoción intensa o
por una actitud de fracaso en la que se siente implicado, o bien por posiciones
agresivas acompañadas de sentimientos de abandono y hostilidad.

En muchas ocasiones, la conducta consciente del niño en favor de uno de los padres 
está guiada por una fidelidad al matrimonio roto o por un impulso voluntarioso de 
defender al progenitor que ha estado identificado como víctima. No es anormal que el 
niño defienda al padre ausente y a sus derechos de custodia. ¿?¿?

Estas elecciones son más frecuentes entre el niño pre-adolescente y el padre que se 
ha opuesto fuertemente al divorcio; estas alianzas a menudo están reforzadas por un 
espíritu de venganza. Así el miedo que tiene el hijo de ser abandonado se atenúa, 
convirtiéndose en un compañero del progenitor necesitado. 

Las alianzas no suelen llegar hasta la adolescencia, y el joven reconoce que la actitud 
contra el padre "malo", podía ser inducida por el otro progenitor y se siente culpable 
de no haber tenido una mejor relación con los dos y de haber despreciado a uno de 
los padre.

El niño tendrá una comprensión del divorcio según su nivel cognitivo. 
A partir de los 4 años el niño entiende el divorcio como una separación física, temporal
y puede creer que él es el causante de esta conducta. Entre los 6 y 8 
años comprende la finalidad del divorcio y los efectos que pueden causar a sus 
padres, y creen que su conducta tiene impacto en las decisiones de los padres. Entre 
los 9 y 12 comprenden psicológicamente los motivos para el divorcio, piensan que el 
divorcio es un beneficio para ellos y no se autoculpabilizan. Entre los 12 y 14 expresan 
lo que creen sobre la intención parental y aceptan que las respuestas negativas no 
son debidas a sentimientos negativos. 

Entre los 15 y 18 ya entienden el divorcio como incompatibilidad parental y separan 
los conflictos parentales de las características personales (Pedreira JL., 1995) 
Según la edad del niño en que ocurrió la separación, se podría resumir las reacciones 
de los niños de la siguiente manera: 
De 2a.6m. a 3a.3m.0: Regresión, inquietud, perplejidad y dependencia. 
De 3a.3m a 4a.9m.: Problemas en la autoestima y la autoimagen, y sentimiento 
de responsabilidad de la separación parental. 
Entre los 5 y 6 a: Retardo en su desarrollo. Entre 6 y 10 años: Tristeza,
 quejas somáticas, penas, retraimiento y mutismo, 
miedo y ansiedad, sentimientos de carencia afectiva, fantasías de reconciliación, 
conflictos de lealtad. 
Entre 10 y 12 años: Intensa cólera consciente, miedo y fobias, conflictos de 
lealtad y alineación con uno de los padres, sentimientos de aislamiento y 
soledad. En la adolescencia: Ansiedad, preocupación por su futuro.

Además, parece ser, pues, que el divorcio afecta más a los chicos que a las chicas. Durante los 
primeros dos años después de la experiencia del divorcio, los chicos sufren un 
incremento del nivel de disrupción y agresión superior al de las chicas. (Cox and Cox, 
1978 - 79. Alkeson, Forehand and Rickard, 1989). 

¿Como afecta la custodia? 
La mayoría de los chicos prefieren la custodia compartida que una única custodia, y 
muchos de los niños con custodia compartida evolucionan favorablemente. 
En la custodia compartida lo más común es que la madre se encargue de necesidades 
más primarias, mientras que el padre realiza una función más relacional y de unión 
familiar. 
Los adolescentes que dudan sobre con quien ir a vivir, se recomienda que en el 
período posterior al divorcio, se vayan a vivir con el padre durante unos años.


CUSTODIA PATERNA

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