Educación para la Paz

EDUCACIÓN PARA LA PAZ. 
Mientras medio mundo está de vacaciones, el otro medio mundo está inmerso en una guerra que para ser sincera lo único que se consigue con ello es matar personas. Más grave es aún si se trata de niños!.
Pero no debemos limitarnos solo a la guerra para hablar de paz!

0. INDICE


1.   UN POCO DE PAZ Y DE NO PAZ

2.   ANALISIS CONCEPTUAL DEL TÉRMINO “VIOLENCIA”

3.   LAS PALABRAS QUE DISCRIMINAN

4.    LA AGRESIVIDAD - EL CONFLICTO

5.   LA DESIGUALDAD

6.   LAS HHSS

7.   DINÁMICAS


1. UN POCO DE PAZ Y DE NO PAZ

            El término Paz ha estado presente prácticamente  a lo largo de toda la humanidad, lo utilizaron los griegos, los romanos y más tarde fue símbolo del cristianismo. Parece que casi es tan antiguo como la vida misma; pero al igual que la humanidad ha evolucionado, este concepto también lo ha hecho gracias a las interacciones que se han ido generando en un mundo cada vez más pequeño y más comunicado.
            Aunque la definición que más comúnmente se utiliza es la de “ausencia de guerra”, la verdad es que ambicionar la paz ha sido objeto de muchas disputas y, por qué no decirlo, de muchas guerras y combates. Y esto ha sido así, porque en realidad  la paz se ha ido relacionando con la justicia, la libertad, la independencia, en definitiva, la dignidad.

Entonces, ¿qué es la paz?, ¿es ausencia de guerra? O ¿es la guerra misma para conseguir la calma, la libertad, la justicia?, ¿la guerra es un método para conseguir la paz?

Si definimos Paz como ausencia de guerra, nos debemos plantear: ¿cuándo no hay guerra hay paz?, ¿hay justicia?, ¿hay libertad?
Si definimos la paz como ausencia de conflicto, nos debemos plantear: ¿qué pasa cuando no hay conflicto?
Tenemos que reconocer que no es fácil contestar a todas estas cuestiones. Las respuestas las tenemos que encontrar en la propia evolución del concepto paz.

1. El concepto de paz occidental expresa que este término es ausencia de guerra.
Desde esta perspectiva la paz representa tranquilidad, quietud y orden colectivo, y este estado tiene que ser defendido, sobre todo, ante una amenaza interna o externa (grupos que quieren perturbar dicha situación o estado).
Dentro  de este contexto la guerra nace como:
a)    Instrumento asegurador de este estado, y en paralelo se va desarrollando para conseguir objetivos más ambiciosos: llevar un orden a los que no lo tienen, a los incivilizados (colonización); en definitiva, se convierte en un instrumento de dominación, de conquista de la quietud y la calma, pero ¡¿A que precio?!
b)    Por otra parte, se ha utilizado para combatir la injusticia. Las grandes revoluciones nos lo demuestran: Revolución Francesa, Revolución Bolchevique…

Desde esta primera perspectiva, la paz como ausencia de guerra o como espacio entre los conflictos bélicos, parece que más que definirse a sí misma se define en relación a lo bélico. De la misma manera que se legitima la práctica violenta, la guerra es un instrumento para llegar a la paz.
Para ver la importancia de la influencia bélica en nuestra cultura accidental, solo tenemos que echar un vistazo a los libros de texto, principalmente los libros de historia.




¿Realmente se ha conseguido la paz a costa de la guerra?

            Todo lo arrasado, todo lo destruido, la cara oculta de la muerte, eso no es historia; en cambio, los grandes héroes de las batallas, reyes, políticos, pensadores son los grandes protagonistas de nuestra historia… Y el resto de hombres y mujeres ¿dónde quedan?

2. En paralelo en todo esto, en otras partes del mundo se había cultivado desde casi el comienzo de la humanidad otro concepto de paz, un concepto muy distinto al occidental que nos ha hecho a los de esta parte del mundo reflexionar un poquito y evolucionar en este terreno.
Estamos hablando de la paz positiva y la no violencia, como un concepto que más que entrar a valorar el desarrollo  de la paz colectiva arranca y parte de la paz individual, la calma de espíritu, la tranquilidad del alma y el orden perfecto de la mente.
Fue Gandhi, el representante que tuvo la gran idea de recoger las características individuales de esta corriente (partir del respeto individual de la persona) y dotarla de un valor humano, social y político. De todo ello surge el concepto de No-Violencia.
La Paz desde la perspectiva oriental es un intento de unir la armonía personal con el universo entero, la persona alcanzará la perfección al diluirse en el universo. En esta idea se sustenta la práctica de la no-violencia. La persona desde estar en armonía con su entorno, con otros hombres y mujeres, con animales y plantas, se trata de hacer un todo.

3. En nuestra cultura occidental, llega un momento en que la justificación de la guerra como medio desborda a las grandes potencias.
El espacio de tiempo comprendido desde la primera guerra y hasta el final de la segunda guerra mundial, está marcado por regímenes totalitarios, violaciones masivas de los derechos elementales y poco después la guerra fría; en enfrentamiento entre países capitalistas y socialistas y la amenaza de un exterminio nuclear.
El miedo, el temor y la inseguridad asola a los políticos y gobernantes: la extensión bélica se les está yendo de las manos. Es el momento de hacer un análisis de la situación: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
Como respuesta la Comunidad Internacional (estados vencedores de la 2º Guerra Mundial) constituyen la Organización de las Naciones Unidad sobre todo con el objetivo de liberar a las futuras generaciones de la guerra, asegurar el progreso y el bienestar social de todos los pueblos y promover el respeto universal de los Derechos Humanos.

El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de la ONU proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos en vista de las consecuencias de los últimos conflictos bélicos mundiales.

El nacimiento de este organismo junto al desarrollo del movimiento pacifista de Europa y América del Norte, cuyos ojos están horrorizados de contemplar los mismos errores descritos anteriormente y la visión de la paz desde la perspectiva oriental, ayudan a transformar el concepto de paz negativa en paz positiva.

            La paz ya no se entiende únicamente como ausencia de guerra, puesto que aún sin guerras las personas no consiguen un mínimo de reducida violencia y un máximo de justicia.
            Los Derechos Humanos se convierten en un nuevo indicador en el desarrollo y la defensa de la paz tanto individual como colectiva.
            El contenido de la Carta Universal de los Derechos Humanos es el resultado de una serie de reivindicaciones y luchas por ciertos ideales de justicia que, desgraciadamente, han tenido que obtenerse a través de serios conflictos.




2. ANALISIS CONCEPTUAL DEL TÉRMINO “VIOLENCIA”

*           “En la última actividad de grupo, dos chavales se pelearon, casi no fuimos capaces de separarlos.”
*           “En el último campamento, la mayoría de chicos y chicas se negaron a compartir la tienda con un chico gitano, costó mucho trabajo cambiarles la idea”
*           “Fue en la reunión de equipo: dos monitores se enfrentaron, el resto del equipo no teníamos claro de que parte estar”
*           “El año pasado detectamos que un niño del grupo de menores recibía malos tratos. Derivamos el caso a Servicios Sociales.”

Todos estos ejemplos reflejan, en una u otra medida, situaciones de violencia.
¿Significa esto que todas y todos participamos de manera cotidiana en situaciones de este tipo?...
            Actualmente, la violencia impregna la mayoría de las esferas de nuestra vida. Participamos de la violencia como observadores, como víctimas o como agresores. Sea cual sea el papel que nos toque realizar en cada momento, el daño ya está hecho. De alguna manera, en todos estos papeles se aprende un poquito más sobre “el éxito” y la “eficacia” de la misma.
            Pero: ¿A qué nos referimos cuando mencionamos el concepto “violencia”?
El concepto violencia no sólo alude a la dimensión física, “una paliza”, en muchos casos, la violencia en otros planos puede ser más dañina que la física.
           
2. 1. LA VIOLENCIA EN NUESTRA VIDA COTIDIANA COMO PUNTO DE PARTIDA

“En España, 11.000 menores viven en centros de acogida por haber sido protagonistas de actos violentos. En unos casos, por ser los que han provocado y en otros, porque la violencia se ha cebado con ellos, por ejemplo, una de cada cuatro niñas ha sufrido algún tipo de abuso en nuestro país.”[1]
           
            Cada día la televisión y la prensa nos dan ejemplos de violencia hacia la infancia, la mujer (violencia doméstica, abuso sexual, etc.) y hacia personas de diferentes colectivos. La violencia física, aunque repudiada y castigada, sigue ocupando una posición privilegiada en nuestra sociedad actual. Aún así, este no es el único rostro de la violencia, simplemente es el rostro que más se ve, es más “sangriento” y “brutal”.
            Sin perder de vista los efectos de este tipo de violencia, castigada por ciudadanos/as e instituciones, debemos avanzar en nuestro análisis admitiendo que todos y todas en algún momento nos hemos sentido violentos/as o la hemos utilizado. Quizás ha sido la situación, quizás han sido las circunstancias, quizás tuvimos un mal día, quizás después nos hayamos arrepentido, pero el caso es que hemos echado mano de su uso y de su práctica. Un problema se comienza a resolver cuando somos conscientes de percibirlo como tal.
            Una de las dificultades para definir el concepto de violencia estriba en elegir si queremos analizar la realidad de la situación violenta o si queremos entrar a definir lo que significa el acto o comportamiento violento. Desde nuestro análisis, todas las perspectivas son importantes, que nuestro trabajo con infancia y juventud consiste tanto en intervenir cuando un/a joven se pelea con otro/a, como en analizar la situación en la que se encuentran millones de personas en los países del “tercer mundo”. Pero para cada uno de estos planos, el análisis y las propuestas que daremos serán completamente diferentes.
            Nuestro análisis empieza por definir tres tipos o rostros de violencia que a menudo se confunden y se entremezclan:
  1. La Violencia Expresiva como reacción o respuesta a una situación o sentimiento.
  2. La Violencia Instrumental como medio para conseguir un objetivo.
  3. La violencia Estructural como mecanismo sutil lanzado por nuestro sistema. Es aquella que no se ve, que no se toca pero que, provoca daños difícilmente reparables; es como una mano invisible que afecta a todo lo que toca.

Las características de la violencia en cualquiera de sus dimensiones pueden ser las siguientes:
-       La violencia implica una agresión en diferentes niveles.
-       La agresión es un comportamiento intencionado que pretende lastimar o destruir. Puede estar dirigida hacia uno/a mismo/a, hacia otra/as personas o desplazarse a objetos y bienes.
-       La violencia cuenta con un agresor y con un agredido (víctima)
-       La violencia tiene diferentes rostros, algunos de ellos están muy cerca de nosotros y nosotras, otros están muy lejanos, pero no por ello debemos dejar de tenerlos en cuenta en nuestro trabajo.

2.2 LOS DISTINTOS ROSTROS DE LA VIOLENCIA

2.2.1 La violencia expresiva
            El primero de los rostros objeto de nuestro análisis, es el rostro de la violencia expresiva, directa. Desde este punto de vista la violencia es una reacción, una respuesta o manera de actuar antes un problema o situación que nos genera un alto nivel de stress, de agresividad, desbordando nuestra capacidad para afrontarlo de otra manera. [2]
            “Entras en un  bar y te encuentras a tu novio abrazado a una chica”
            “De camino al instituto una persona te intenta robar el bolso”
            “Llegas a la Asociación y te cuentan que un chaval de tu grupo ha pegado a otro sin ningún motivo”

            Todas estas situaciones pueden derivar en violencia expresiva. Su mayor o menor utilización dependerá de nuestras habilidades para reaccionar de otras maneras.
            La violencia expresiva es siempre directa (hacia uno/a mismo/a, hacia otros/as, hacia objetos) y se puede manifestar a través de la fuerza o de la palabra, puede ser física o verbal.
            Es una respuesta o una reacción provocada por un sentimiento o por una determinada situación. Dependiendo de la causa que la genera puede ser:

1. Una respuesta a un estado agresivo: rabia, ira, enfado…
“Bajas de tu casa y encuentras que te han robado la bicicleta, te pones como loco, chillas, maldices y vas a la comisaría de turno, pero eso es todo lo que has podido hacer de momento.”

2. Una respuesta o reacción a una frustración; la frustración de puede definir como “bloqueo de una meta”. Algunos autores, consideran que la no consecución de nuestros deseos, nuestras aspiraciones, originan sentimientos de ira que se sirven de la agresión como respuesta.
            Esta agresión se puede expresar directamente hacia la fuente de frustración o bien puede desplazarse a otras personas u objetos. Puede ser física, verbal o se puede disfrazar y manifestarse hacia el exterior de cualquier otra manera o hacia el interior produciendo agresión interna.

            Pero autores como Baker, Dember y Lewin nos demuestran a través de sus estudios que cada persona reacciona de forma diferente hacia la frustración. Según los mismos, el bloqueo de la consecución de algo puede generar:

-       Respuesta agresiva hacia otros o hacia objetos
-       Respuesta de escape o de agresión
-       Otras respuestas como la espera o el cambio de atención hacia algo diferente.

Para controlar, ocultar, disfrazar sentimientos como la frustración, la angustia, miedo, malestar…,  en definitiva, para combatir la ansiedad que nos produce sentirlos utilizamos “mecanismos de defensa”:

*   Evasión: Escapar de la situación, física o mentalmente. “Mientras me echan la bronca yo estoy pensando en otra cosa”.


*   Identificación: Incorporar actitudes, valores y creencias de modelos, poderosos. “Peleo como lo hubiera hecho mi padre”.


*   Proyección: Atribuir a alguien mis sentimientos o acciones indeseables. “Yo no lo hice, fue el”. Produce una distorsión de la realidad.
*   Desplazamiento: Se sustituye la fuente real del enojo o miedo por alguien o algo “Me enfado con mamá pero pego a mi hermana”


*   Negación: No se admite que existe un problema, se oculta y se niega. “Mi hijo no es gay”


*   Represión: Se elimina de la conciencia. “De niña mi padre abusaba de mí, pero no lo recuerdo”.


*   Regresión: Retroceder a etapas anteriores “Se vuelve a hacer pis” “Se chupa el dedo”.


*   Racionalización: Requiere habilidades más complejas y conocimientos de reglas sociales. Con este, los niños/as se inventan explicaciones socialmente aceptadas para conductas o pensamientos reprochables y así ya nada tienen que temer. “Tuve que pegar al hermanito porque se portó mal”.


Estos mecanismos de defensa aprendidos en la primera infancia a través de la propia experiencia tienen consecuencias importantes en determinadas conductas violentas hacia personas o colectivos concretos.

3. Una respuesta a otra acción violenta: El agredido se convierte en agresor, se alega como defensa. “La violencia genera violencia”.  

2.2.2 La violencia instrumental
           
            Desde este plano, la violencia es un recurso, un medio o un instrumento para conseguir nuestros objetivos, ya sea por medio de la fuerza (violencia física); ya sea por medio de nuestra comunicación verbal o no verbal: la amenaza, la burla, la humillación…; ya sea por otros medios más violentos: terrorismo, guerra, tortura…
            La humillación, el poner en ridículo, el pisoteo, la amenaza, la burla, la mentira, la manipulación, el robo, el chantaje, el soborno, el terrorismo, la tortura, … se esconden tras este rostro de la violencia para conseguir:
  1. Cubrir necesidades básicas como alimentación, placer, seguridad, pertenencia a un grupo, afán de protagonismo o poder.
  2. Conseguir resolver conflictos de intereses utilizando estas técnicas de manera legitimizada y justificada.

A nivel colectivo, su utilización puede servir para conseguir objetivos justos o injustos, y es en la consecución de una causa justa cuando más claramente se legitima. Pero se olvida que toda causa justa debe de ser conseguida con medios distintos a los violentos. “El fin justo nunca debe justificar los medios que recurran a la violencia”.

Este tipo de violencia que está en nuestras familias, nuestras instituciones educativas, nuestras asociaciones, nuestros países, tiende a perpetuarse al impedir que se adquieran mecanismos más complejos y sofisticados  para cubrir nuestras necesidades, conseguir nuestras pretensiones o resolver conflictos determinados.
Este tipo de agresión puede producir en las víctimas:

a)    Pasividad, frustración, impotencia a causa del temor que produce o de sensaciones de importancia al no poder hacer nada ante ella.
b)    Violencia expresiva (reacciones agresivas físicas, verbales).
c)     Nueva violencia instrumental.

Al mismo tiempo que la recibe, la víctima está aprendiendo a utilizarla. En el agresor/a se refuerza la violencia cuando al utilizarla consigue sus objetivos. La acción bélica, el terrorismo, el autoritarismo, el castigo sin límites, la presión grupal, etc. se legitiman en función de la justicia de los objetos y de la urgencia en la búsqueda de soluciones para situaciones problemáticas.


2.2.3     La violencia estructural

Finalmente nos encontramos con un tercer rostro de la violencia. Es aquel que se encuentra escondido, disfrazado y oculto bajo los otros rostros descritos anteriormente. Estamos hablando de una violencia silenciosa, sutil, que empapa y riega nuestras ciudades, nuestros pueblos, nuestros barrios y que emana las diferentes instituciones y grupos que conforman nuestra comunidad, es la denominada violencia estructural.
            Este tipo de violencia es como una mano invisible que afecta a todo lo que toca o influye en aquello que encuentra ceca de ella. Su mecanismo más sutil se encuentra en la venta y el legado de valores, creencias, actitudes que realiza a través de sus representantes.
            Es un tipo de violencia que genera una situación ficticia donde parece que no hay problemas, ni conflictos. Pero éstos, aunque ocultos, existen ya que se produce una agresión continua hacia la dignidad humana de todas las personas que conforman una comunidad, esto es: hacia la libertad y la igualdad que las instituciones deben hacer realidad. Tiene que ver, en definitiva, con el cumplimiento de los Derechos Humanos.

            Galtung[3] introduce el concepto de violencia estructural diferenciándola de la expresiva al afirmar que la violencia está presente cuando los seres humanos se ven influidos de tan manera que sus relaciones efectivas, somáticas y mentales, están por debajo de sus realizaciones potenciales.

            Para Galtung, hay cuatro tipos de violencia que aparecen cuando no se satisfacen las necesidades humanas básicas:

  1. Violencia clásica. Es la violencia directa contra el cuerpo humano

  1. Pobreza. Privación de necesidades humanas básicas. Es la pobreza condicionada estructuralmente.

  1. Represión. Privación de los Derechos Humanos. Privación condicionada estructuralmente.

  1. Alienación. Privación de necesidades superiores. Es la alienación condicionada estructuralmente, es decir, la tolerancia represiva.

El primer tipo de violencia forma parte de la violencia física mientras que los otros tres forman parte de la violencia estructural. Para Galtung la realización de la paz exige un análisis crítico de las estructuras, de las instituciones, de cara a determinar las situaciones perjudiciales para otros grupos. La verdadera paz exige una reestructuración del sistema, dado que implica la eliminación de cualquier tipo de violencia.

Detrás de este rostro de violencia se encubren los prejuicios, la discriminación, los estereotipos… Y estas son palabras mayores, porque ayudan a legitimar y justificar el racismo, la homofobia, la xenofobia, el sexismo, la discriminación por discapacidad…., pero su mayor manifestación es la pobreza.


3. LAS PALABRAS QUE DISCRIMINAN

            En el aprendizaje de la violencia también intervienen las palabras y las imágenes. De una manera inconsciente, hemos aceptado formas de presentación estereotipadas y usos del lenguaje que, en lugar de darle a la diferencia el valor que se merece, la ridiculizan o la hacen invisible.
            El lenguaje es una forma de representarnos el mundo y tiene un doble poder reproductor y transformador de la realidad. Por lo tanto, la aplicación del enfoque de género, si bien no se limita al uso del lenguaje, sí requiere de éste para hacer un análisis de la realidad y proponer transformaciones más igualitarias y visibilizar a hombres y mujeres.

3.1  SEXISMO EN EL LENGUAJE

Entendemos por lenguaje sexista el que se produce cuando un emisor mana un mensaje que, debido a las palabras escogida, a la forma o al modo de estructurarlas, resulta discriminatorio por razón de sexo.
            Algunos opinan que la lengua no es sexista, la que es sexista es la sociedad. Pero como una lengua refleja la sociedad con sus virtudes y sus defectos, se puede y se debe cambiar el lenguaje a través del  cambio social. La juventud tiene precisamente en el lenguaje un instrumento muy poderoso para arrinconar los usos más discriminatorios y anticuados. Pero para ello debe de tomar conciencia y vigilar la práctica del lenguaje, especialmente en el habla cotidiana.
            No es fácil utilizar un lenguaje no sexista, ya que algunas palabras y frases son casi parte de nuestro lenguaje, se han fosilizado y las decimos o escribimos “inconscientemente”.
            ¿Quién no ha escrito alguna vez algo sexista? Es decir, en vez de decir “las personas refugiadas”, ha utilizado las palabras “los refugiados”, “los inmigrantes”, “los periodistas”, etc. Cuando nos demos cuenta, debemos buscar términos apropiados para no caer en ese lenguaje.
            El sexismo es una discriminación social hacia las personas en función de su sexo. Impide que muchas personas gocen de las mismas oportunidades por causa del sexo con el que han nacido.
            “El término sexismo hizo su aparición hacia mediados de los años 70 en E.E.U.U, por analogía con el término racismo. Se usa para designar toda actitud en la que se produce







1. BIBLIOGRAFÍA

http://www.motivaciones.org/ctosequeeslapaz.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Paz




[1] ¿Somos cada día más violentos? http://www.bachette.es/quo/97nov/c-01p09.htm
[2] Díaz-Aguado M. (1996) Programas de Educación para la Tolerancia y prevención de la violencia en los jóvenes. Volumen I. Fundamentación Psicológica. (pág 59) Ministerio de Asuntos Sociales. Instituto de la Juventud
[3] http://www.civilia.net/cursos/docs/toleran/fm-toler-2b.htm

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