Autoestima
La autoestima es una disposición
natural de uno mismo, es como una evaluación de tu mente y tu persona, pero sin
evaluar conocimientos, ni habilidades, ni éxitos ni fracasos.
Tradicionalmente se han distinguido dos
tipos de autoestima; la positiva y la negativa. Así puedes ser querido por
todos y no quererte tu mismo, estamos hablando de autoestima negativa. Por el
contrario, hablamos de una disposición de uno mismo hacia la consecución de un
sentimiento de competencia para alcanzar confianza en uno mismo, estamos
hablando de autoestima positiva.
La lista de comportamientos
relacionados con la autoestima positiva, son:
_la forma de hablar y moverse de manera
locuaz
_ser un individuo abierto y curioso
_la actitud de apertura y curiosidad
fuerte a la experiencia
_el comportamiento asertivo y armónico
_La voz también es un buen indicador
La familia es verdaderamente
significativa en el desarrollo de la autoestima.
Los niños que se sienten amados y
aceptados tal como son, los que no se sienten continuamente cuestionados en su
valor básico, poseen una inapreciable ventaja en la formación de autoestima.
La autoestima de un niño no se
relaciona con la posición económica de su familia, ni con la educación, clase
social, ocupación de los padres, ni otras cosas con las que se les suele
asociar. Lo verdaderamente positivo es la relación existente entre el niño y
los adultos que son importantes en su vida.
Así, por ejemplo, algunos niños emergen
de su niñez, transcurrida con mucha opresión, con un sentido de “sí mismo”
inalterado y con autoestima elevada.
Otros, por ejemplo, que provienen de un
medio más protector, crecen dominados por las dudas y la inseguridad.
El niño que recibe invisibilidad en los
primeros años de su existencia y se siente frustrado con las necesidades
básicas (como el afecto), puede sufrir graves trastornos en su autoestima.
Por otra parte, no se puede pretender
que un niño de 5 ó 6 años reflexione del siguiente modo: “mi padre no juega
conmigo pero lo entiendo porque mi abuelo reprimía sus sentimientos con él y no
jugaba tampoco”.
O tal vez reflexionara: “comprendo
porque me madre grita tanto. Tiene los nervios destrozados y explota por
cualquier cosa”.
No son razonamientos propios de un
niño. Desde su punto de vista: ¡no entiende nada, ni comprende qué pasa!
Ante estas situaciones el niño suele
pensar que es su culpa , que es malo y por ello, tal vez, pegue a sus amigos
o les rompa sus juguetes.
En la adolescencia, la autoestima suele
caer en picado!.
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