Juguetes y educación

Sobre juguetes y sobre educación.

Sobre estos temas, se ha dicho y se dirá muchísimo, porque todo cambia y la educación y juguetes también lo hacen con la sociedad.

Hace poco me fui con mis sobrinas a una exposición infantil,...donde había muertos vivientes y donde los brazos y piernas volaban entre el público infantil. Muchos nos fuimos del lugar, los niños tenían miedo!
No me esperaba eso, eso: ¿a qué educa?, a que no tengan miedo?, pues consiguen lo contrario!

Ayer sin ir más lejos, como tenía tiempo libre me esclafé en el sofá frente a la TV, porque no tenía ni ganas de pensar!. Todo eran películas de muertos, asesinatos en la tele o forenses y me fui. Estamos en el final de las fiestas de Navidad, podían haber cambiado la programación, aunque resulte hipócrita hacerlo solo unos días, pero en mi opinión estamos creando personas violentas o ¿a lo mejor es que soy muy rara? y seguro que este mensaje no le interesa ni al mercado ni a la televisión. A o mejor a los gobiernos tampoco, pero estamos creando monstruos!

Y ahora la entrega del ámbito cognitivo y social, que por qué los pongo juntos: 
porque la educación individual afectiva es importante tanto como la educación social. Somos animales sociales!

  •  Ámbito Afectivo:
El desarrollo afectivo es un proceso interno de los estados afectivos del individuo, que se manifiestan a través de conductas externas con un fin: la búsqueda de contactos y la proximidad con el entorno (individuos, cultura); interaccionando de forma privilegiada con los que le rodean para poder incorporarse y sobrevivir en un medio que cubra toda sus necesidades básicas (fisiológicas, cognitivas, sociales y afectivas)
Dicho esto, el afecto es imprescindible para el desarrollo y el equilibrio emocional de la persona durante toda su vida, pero es durante la infancia que su carencia aunque sea parcial marca de una forma muy negativa la personalidad futura del niño.
Será en el ámbito de las actividades lúdicas donde se perfilen la mayor parte de relaciones y de contactos afectivos.
A través del juego el niño irá asimilando situaciones y le permitirán atribuir unas cualidades, unos sentimientos y también una serie de comportamientos.
Durante la etapa infantil el juego le permitirá al pequeño a ampliar horizontes y superar las restricciones rígidas que marca la realidad. Su fantasía en imaginación le transporta a un mundo donde puede enfrentarse al adulto asumiendo sus papeles de una manera idealizada y llegar a resolver conflictos que vive.
La afectividad del niño se reconoce por las experiencias de afecto que manifiesta a través de su conducta externa. El desarrollo afectivo conlleva:
  • Experimentar necesidades afectivas, intereses, deseos, sentimientos y emociones que van incorporándose a los estados afectivos que ya tiene al nacer.
  • Corroborar cómo la manifestación externa de su repertorio afectivo le permite recibir la atención necesaria para su supervivencia y su desarrollo.
  • Dar significado a lo que siente, aprender a manifestarlo, expresarlo y reconocerlo en lo que nos rodea (personas, objetos, entorno…)
El desarrollo afectivo se va realizando paralelo a las interacciones con los otros y con el entorno, y aquí es donde radica la implicación: si el niño no estuviera en un medio concreto, con unas personas concretas y unos juguetes u objetos concretos no podría tener respuesta a sus manifestaciones de afecto, y no podría tener nuevas experiencias que le ayuden a formarse afectivamente.
El desarrollo afectivo es el resultado de la interacción social entre el niño y el entorno que le rodea. Los factores externos son aportados por el entorno, los factores internos por el individuo.
El niño expresa unos afectos antes de pensar lo que pueden ser y antes de poder expresar verbalmente lo que siente. El adulto interpreta sus afectos, le indica y enseña a diferenciar esos afectos en un proceso de continuo desarrollo.
Durante los seis primeros años de su vida, el niño muchas veces, y por distintas razones, se siente incómodo, intranquilo, perdido… necesita cubrir “necesidades” que deben satisfacer los individuos adultos de su entorno.
  •  Ámbito social:
La socialización es el proceso por el cual los individuos, en su interacción con otros desarrollan las maneras de pensar, sentir y actuar que son esenciales para su participación eficaz en la sociedad.
El pequeño mediante juegos compartidos, se comunica, espera el momento en que son cubiertas sus necesidades y sonríe satisfecho se éstas han sido de su agrado o muestra su peor cara incluso el llanto, si no han sido satisfechas como él requería. El adulto por su parte refuerza y ajusta las respuestas del niño mediante sus acciones.
A partir de los 2 años el niño comienza a ampliar sus contactos sociales, en este momento los educadores han de tener muy claro que el juego servirá de instrumento para introducirlo en el mundo de la socialización. En un principio la inmadurez del niño y su egocentrismo hace que el juego comience siendo individual y no le permiten por lo tanto relacionarse con sus iguales de forma apropiada. Hacia los 6 años el niño acabará relacionándose con sus iguales de forma más o menos ajustada. Tendrá en cuenta el punto de vista del otro y sus juegos serán por fin compartidos.
Compartiendo los juegos el niño realiza un aprendizaje social, aprende a relacionarse con los demás, a aguardar su turno de intervención y el momento de satisfacer sus deseos.

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