Atención individualizada según necesidades
PUNTUALIZACIONES Y SUGERENCIAS del desarrollo
¿Diferentes formas de entender el desarrollo?
- Los ideólogos escolares y de la educación reivindican el carácter educativo universal del período de 0-6 años. Nos parece muy discutible esta posición al menos desde la práctica actual. Todo depende de qué se entiende por educación en estas edades pero pensamos que de 0 a 3 años el concepto importante no es la educación sino que las claves importantes son:
- el cuerpo
- la relación y
- la seguridad interna.
A partir de 3-6 años sí parece más pertinente hablar de educación, en su doble vertiente:- los aprendizajes
- la socialización
- Antes de los tres años, no se trataría de enseñar, de establecer hábitos, sino de ayudar al niño a consolidar una seguridad interna suficiente como para tener curiosidad por su entorno y ser capaz de disfrutar, desear y pensar.
- Esto se consigue mucho más a través de la relación con sus objetos externos e internos que por medio del aprendizaje en el sentido estricto del término, y lleva tiempo.
- La seguridad interna depende de una serie de funciones cumplidas tanto por los padres como por otras personas a condición de disponer de los medios para trabajar con grupos reducidos de niños y en condiciones de atención psíquica suficientes.
- Hay un fenómeno social de impaciencia y precipitación, y sin embargo, los estudios empíricos se muestran de acuerdo al considerar como elementos de calidad necesarios para una buena evolución cognitiva, social y afectiva
- la atención psíquica prestada a cada niño
- la adaptación a sus necesidades individuales
- la continuidad y estabilidad del entorno.
- En sentido contrario, las mismas investigaciones apuntan hacia un efecto negativo de un cuidado de mala calidad: los bebés sin tiempo ni condiciones suficientes para serlo tienen mucho más riesgo de convertirse en niños y adolescentes vulnerables.
- Los niños de “riesgo” (social, psicológico, somático) son más sensibles a los efectos, positivos o negativos, de la forma de cuidarlos.
- Así pues, parece incuestionable la necesidad de una atención individualizada para un mayor respeto de la espontaneidad y de las diferencias. Esto implica una filosofía pedagógica de una mayor exigencia de adaptación de la institución a los niños y no a la inversa. Y surge la pregunta del inicio.
¿Está la escuela, como institución, preparada para adaptarse a estas características y responder a ellas?
- La realidad actual nos muestra que ante la demanda social masiva y urgente, la escuela se ha ofrecido para acoger a los niños de dos años. El problema es que no cuenta ni con espacios adecuados ni con personal suficiente ni suficientemente preparado para ejercer su función pedagógica y educativa. Es decir, “se hace lo que se puede con lo que hay”.
- Pero una cosa es que haya una demanda social de “guarda” de los niños y otra que tenga que ser la escuela quien deba de satisfacer esa demanda. Algo similar está ocurriendo con la prolongación de la escolarización obligatoria hasta los 16 años y los proyectos de ampliación hasta los 18.
- Sin embargo, el período de 2-3 años es crucial y requiere de unas condiciones de acogida que la escuela infantil o preescolar, en las condiciones actuales, no cumple ni parece poder cumplir.
Pero, ¿corresponde a la escuela infantil o preescolar acoger a los niños de dos años? ¿es su papel?
- En la actualidad, al parecer, nos encontramos con una incompatibilidad:
- Los niños de dos años necesitan de todo menos de un aprendizaje en el sentido clásico del término. Necesitan básicamente de un cuidado y de un acompañamiento de calidad, no de una enseñanza.
- Por definición la escuela está para enseñar y educar y el preescolar es un período de enseñanza y educación. No es una guardería.
- Ambos términos nos resultan incompatibles: es ilusorio pensar que, en las condiciones actuales de funcionamiento, las aulas de dos a tres años puedan ofrecer a los niños ventajas para su desarrollo. Además, no parece ser éste su papel.
- Conclusión
- La escolarización precoz es una realidad, pero es la menos mala de las soluciones posibles y no podemos darla por válida sin más esquivando una reflexión urgente y necesaria. Es necesario buscar otras fórmulas mucho más respetuosas con las características de estos niños.
- No hay criterios científicos para fijar una edad límite de entrada en la escuela, pero se podría afirmar que
- a los dos años tienen necesidad de otra cosa que no de la escuela, es decir, de lugares de acogida pensados en función de los conocimientos actuales sobre el desarrollo psicoafectivo de los bebés, y
- que la necesidad de una escolarización surge para la mayoría de los niños a partir de los tres años.
- Las soluciones hay que encontrarlas en el ámbito socio-económico con la creación de condiciones que permitan elegir y/o compaginar mejor la vida laboral y familiar:
- reivindicando medidas sociales y condiciones de trabajo mucho más favorables para el cuidado voluntario de los bebés por parte de las madres y los padres
- mejorando la calidad de los centros de acogida y cuidado de estos bebés sobre todo con la formación y especialización del personal
- La conclusión más “novedosa” e “inesperada” de estas investigaciones es que la calidad de la oferta tiene mucho que ver con la cuantía de la inversión económica. Siendo malpensados o realistas (tanto monta), se entiende tanta adhesión a la ignorancia y a la simplificación de la realidad, argumentos irrefutables para la no inversión. No creemos en la falta de voluntad de quienes deciden; así pues, la pelota vuelve a nuestro tejado y nos invita a dar menos juego a la ignorancia y a las simplificaciones interesadas.
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